27.2.17

Xuxa y el tupí-portuñol

El guaraní lengua-pegamento (lengua-cola) en las frases aportuñoladas, es una lengua-flor de la última floresta sudamericana. Un florilegio de vocablos de un esplendor de orquídeas salvajes –la misma que sirve de avío, portiyú o mayutí, en su trance espacial al astronauta: kunu’u, mboreví rapé, pytá jovái, tamanakuná, kurupí rembó, etc. Se nutre de tamanakunás fritas y bebe boca abajo taguató resay.

Cristino Bogado sobre Douglas Dieguez


La invasión afecta también a los hablantes porteños, que ya se saludan entre sí con un "todo bien", "curten" y "transan". También la palabra careta de la gíria local se ha transferido al slang de los muchcachos del "circo" (los "malucos"). Ella nos es útil para pensar el propio portuñol: travesura del idioma frente a la careticie de las lenguas oficiales.

Néstor Perlonguer, 
"El portuñol en la poesía" ( Revista Tsé-Tsé Nº 9/10)


1
A partir de finales de la década del '80, una presentadora muy conocida en el Brasil tuvo su llegada a la TV Argentina: Maria da Graça Meneghel, "Xuxa".

Todo en el Show de Xuxa era fronterizo: la espectacularidad gritona, la sensualidad explícita de la reina de los bajitos y sus paquitas, los uniformes a lo soldadito de plomo (retazos de un imaginario infantil) con altas botas blancas, los giros extasiados, las canciones estridentes, los colores chillones que se recortaban frente al blanco y amarillo, los colores de la reina. Fronteriza siempre: se sabía que la reina había sido novia de Pele (como compartiera paseos con un Kennedy), y en el momento de más esplendor, salieron publicadas en Playboy fotos de algunas sesiones en las que aparecía jovencísima y desnuda, sólo desnuda y junto con otra joven, en posiciones muy lejanas a lo "porno", que era lo que se comentaba, que había sido actriz porno. Presentadora infantil y actriz porno. Además, la reina tenía gustos más o menos cósmicos, promocionaba un libro, una especie de Principito, llamado Amy el niño de las estrellas, cargado de sabiduría celeste. A esas devociones cosmológicas, se le oponían otras, que escandalizaron particularmente a un sector del cristianismo latinoamericano, el de la deriva protestante: Xuxa era satánica. Para escuchar su liturgia demoníaca había que "escuchar el disco al revés", en una de sus canciones más famosas, pasada al revés, se podía escuchar: "el Diablo es magnífico".

La reina solía aparecer, y coquetar, en el programa de un ascendente Marcelo Tinelli. Juagaban una especie de juego que también se hacía en el programa de Xuxa: ambos participantes se ponían muy cerca, cara a cara, y tenían que tratar de no pestañear. Cerca, como para darse un beso, casi. Xuxa juagaba a esto en su envíos y a los niños les resultaba prácticamente imposible no poner los labios, en "piquito" como para dar un beso.
Xuxa había traído a la televisión argentina el sensualismo desaforado del carnaval carioca, la tropicalia y el amor a los cuerpos más o menos desnudos, y además, trajo a los medios masivos un muy particular dialecto: el portuñol.


2
Quien haya visitado las Cataratas del Iguazú habrá apreciado la exhuberancia del paisaje, la riqueza de la flora y el calor. El impacto de la gran masa de agua cayendo fatalmente es demoledor. En mi caso, sólo pude pensar en un mar vertical para poder percibirlo. Algo me llamó poderosamente la atención, eran unas aves de color negro, que entraban y salía de la catarata: esa combinación de fuerzas hídrica y gravitatoria, casi fatal y el vuelo, más o menos desesperado, más o menos litúrgico de los pájaros, me encantó. Allí estaba una de esas combinaciones naturales que revelan el intrincado despliegue de la vida, una de esas contorciones emocionantes, que en cierta manera, son ajenas a la civilización humana; aunque formemos parte de muchas relaciones así (las ratas y nuestras alcantarillas, por ejemplo).

Hay un punto, siguiendo el río Iguazú, llegando al Paraná, en el que uno está ubicado en la triple frontera: Argentina, Brasil y Paraguay. Zona incandescente. Nuestro español es soberbio, el portugués lo es más: ambas lenguas son nacionales, están relacionadas con sendos territorios y ambas se relacionaban con una metrópolis, aunque de manera muy diferente. La tercer lengua fronteriza es el guaraní, asociada al Paraguay, pero celosamente enfrentada (para bien y para mal) a las otras dos.

Es muy habitual escuchar en programas de radio (sobre todo en AM, especialmente en programas periodísticos, indudablemente en programas conducidos por imbéciles) una mala burla del "paraguayo": en general, una persona bastante ignorante, que apenas habla "bien" el español. El guaraní no pertenece a la familia de lenguas indoeuropeas, y pasó bastante tiempo para que alcanzara el estatuto de lengua. Es una lengua esencialmente oral, aunque ha desarrollado una escritura,
aprovechando el alfabeto latino. Es una lengua cuyo territorio (si bien, desde 1992 ha sido incorporada como idioma oficila de la República del Paraguay) es indeterminado: Corrientes, Chaco, Paraguay, Bolivia, pero también en las grandes ciudades. El guaraní es esquivo y raro para el hablante citadino, endiablado y musical.

En esa confluencia de agua, selva y ciudades bochornosas, se habla el llamado portuñol. Podría creerse que se trata de una combinación de español y portugués, pero no, sus hablantes son también guaraníes y, basta escuchar hablar a un correntino, para saber que el guaraní aporta condiciones idiomáticas, también. En el español confluyen las derivas de la diáspora, el ritmo octsílabo; no sé portugués, pero cabe destacar, al menos por lo que yo conozco, su novelización moderna, las canciones. Y el guaraní trae a los hermanos gemelos del centro del continente, los hijos de los tigres, el silencio de los animales de presa.


3
De manera que no es otra cosa la letra, sino figura por la cual se representa la voz; ni la voz es otra cosa sino el aire que respiramos, espesado en los pulmones, y herido después en el áspera arteria que llaman gargavero, y de allí comenzado a determinarse por la campanilla, lengua, paladar, dientes y beços.

El portuñol tiene un carácter rapsódico. Siempre se está produciendo, desarollando, es de caracter polifónico, también. Hacer un corte sincrónico en una emisión de portuñol es hacer un corte "armónico", cada línea de expresión está en contacto con otras. No es un idioma nacional, "sinfónico":
Contra el homo symphonicus, legislador de la concertante forma-sonata y calígrafo de conservatorio, se insurge entonces el escritor rapsódico, de tal suerte que su escritura ya no se sitúa ni temporal ni espacialmente en lo propio o específico, sino que se piensa a sí misma como rescate de otras tradiciones, ajenas al propio espacio y anteriores al propio tiempo. Es decir, una traducción". (R. Antelo, "La escritura rapsódica y la caída del sujeto").
Si bien, Antelo se refiere a la escritura, esta condición rapsódica, no concertante, podemos escuharla en el aria del portuñol. Una lengua de frontera y traducción, de pasaje, un triple pasaje en este caso. Ubicado en lo fronterizo, en el contacto de la exhuberancia barroca de la selva, derramándose en las grandes ciudades. Las naciones son lugares de pasaje del portuñol, pero no lo legislan. Es una lengua extra-territorial, archi-territorial.

Actualización cimarrona del pasado imperial, de las guerras de conquista, de las canciones de cuna, del arullo y de la amistad, el portuñol es molecular.

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