17.6.17

Voy a escribir un poema porque me duelen los músculos...

Voy a escribir un poema porque me duelen los músculos,
voy a escribir un poema a una ciudad de oriente,
un poema para que lo declaren infiel o sexy, voy a escribir un poema
porque voy a no hacer otra cosa,
el poema hará llegar a los helicópteros, a los insectos del verano
que vuelan antes de la lluvia y a las máquinas que llevan órganos helados
de un hospital a otro, voy a escribir un poema
para olvidarme de los niños coyotes que vi fugar-
se en el horizonte, y de las chicas que deseaban darle
paz al mundo en misiones, al poema que escribiré
le colocaré la luz de un tubo fluorescente
como en las casas del conurbano
y de Rusia y las casas del campito iluminado,
trazado, entre los caminos aéreos de las langostas
y los bichos que muerden las puntas de las hojas,
un poema para la pampa descarnada y la meseta
que leerán los niños en las escuelas o nadie leerá nunca,
el poema será una vocecita apenas pronunciada
en una calle de tierra y pasto, mal iluminada
con una luz trémula en la que termina el pueblo -voy a escribirlo-
quién puede saber si duele por el mal calzado,
las malas compañías o la felicidad,
un poema para el músculo de la pierna derecha
un poema a los hijitos de Sherezade, también a las flores
un poema a la necesidad y a la libertad
un poema estrictamente comunista o no
un poema que puedan cantar los napolitanos o los húngaros
un poema de los quichuas
un poema que se lea en las fiestas guaraníes
un poema que una millonaria pueda recitar en Viena, en Temperley y Adrogué
un poema a las manos de la chica del poema
un poema al corazoncito sagrado
un poema de la Iglesia
un poema a la liturgia y a la encarnación
un poema a las pastilla para dormir que suspiran en el fuselaje de los aviones
de los quince mil aviones que se mueven, vuelan
y carretean por las pistas de los aeropuertos y cielos americanos.

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