La luna, muy feroz y transparente llamaba a los perdidos, como siempre a la fiesta de los cañaverales. Mancha de sangre en el cuento del nazareno. ¿Es la sangre, la primera? Torcemos con amor el vuelo de los pájaros. Ella es bien bonita, sabe herir a los pendejos. Tenemos que dormir en una calle abandonada. Es fácil engañarnos, algo como nuestro celo se da en cualquier lugar: Vi a los guazunchos cerca del Bermejo temblar, entre los pastos y la ruta, alto y furioso Chaco de la sangre.
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