30.11.17

El triunfo del amor

La rima è l'eredità messianica che Paolo lascia in eredità alla poesia moderna.

Giorgio Agamben


al eje fijas, rechinante rima,
con qué trabajo llegas a la cima.

Miguel de Unamuno


How dry time screaks in its fat axle-grease.


Robert Lowell




Me obsesiona la siesta, la de aquellas
jóvenes que practican el pellejo,
la superficie frágil, y en reflejo:
la delincuencia, de espalda son ellas,
en malla, ahora duermen y se celan
en el campo, el balneario donde velan.

En el amar, no pueden hacer casa,
ni en la nevisca, ¿nieve? Todos trapos
del sol, ¿qué nieve digo?, es teatro:
un perro frío al lado de la traza,
tibio el pelo a la témpera del rayo
solar, el campo blanco del desmayo.

Hay una misa-luz de pajaritos,
y no, otra vez: los bellos aparatos
que llevan los insectos, el maltrato
(la mariposa, el vello, los rayitos)
a la piel de las moscas, quemaduras
de la música, alas, veladuras

del chapoteo, amantes de las aguas,
en sincronía, chicas transparentes,
las tres de un madrigal que sirvientes
imitan con precisa brisa y fraguas,
ellas, blanquísimas de piel violenta
en una no-violencia, no-sangrienta.

Pieles blancas, son níveas en eriales
desmayadas con ojos bien abiertos,
el tapizado sucio en los desiertos
del sillón con figuras celestiales
mientras hacen jirones los vapores
donde viven los lobos, sus raptores.

Es rosa, rosa, rosa… un sistema
hídrico rosa -más rosado: nada,
no había- que sus venas donde nada
la floresta rosada de su gema,
como río amazonas refractario,
dejan rosa la lluvia, el insectario.

Los delfines y el arco-iris tocan
y coronan la selva tropical:
Nueva Brasilia de Rosa y Fatal,
costillas de flaquitas son que evocan
flotantes, los cimientos de los besos
falsos de lengua, se lucen en huesos

que resbalan, titilan en ardor.
Dejarán una imagen en enormes
piletas silenciosas, cruciformes,
la guerra de guerrillas del amor,
las sombras de la mente, transformadas
en los bichos de luz de las cañadas.

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